Un proceso de búsqueda de empleo es una especie de “embudo” en el cual, al inicio, postulan centenares de personas.
Los CV que llegan al reclutador/a son filtrados y sólo decenas -en el mejor de los casos- tienen la ocasión de tener un primer contacto o entrevista telefónica. De esos, seguramente solo entre tres y seis personas serán citadas para la entrevista.
Así que… Si te han citado para una entrevista personal, ¡Enhorabuena! Aprovecha esta oportunidad, por ti y por el resto de candidatos/as que no la han tenido.
Pero ¿qué pasa cuando no te cogen?,¿quieres saber por qué consigues entrevistas y luego no te seleccionan?
A continuación repasamos algunos motivos para que la próxima vez estés más preparado.
1. Poca preparación de la entrevista
La gran mayoría de los candidatos/as falla simplemente porque no se prepara la entrevista.
Para el seleccionador es obvio cuando un candidato no ha invertido tiempo en investigar la empresa, pensar las posibles respuestas, etc.
Así que es importante que practiques tu entrevista para adquirir seguridad, fluidez y claridad.
👉 Te puede interesar: Formas de investigar la empresa antes de la entrevista.
Qué tendrías que hacer:
Prepara el contenido hard (tu CV y el “CV” de la empresa)
Si estás en búsqueda activa de empleo, lo normal sería que hubieras aplicado a varias ofertas. Y aunque tu área de interés sea la misma, cada puesto de trabajo al que optas, cada empresa, y cada motivación son distintos.
- Repasa la job description: Te dará pistas de cómo adaptar las funciones de tu CV a la hora de explicarlas.
- Adapta también el cargo.
Por ejemplo: Si optas a una vacante de Gestor de cuentas y en tu CV siempre has reflejado la experiencia de Técnico comercial, tienes la oportunidad de adaptar tu discurso.
¡No se trata de cambiar el CV ahora! Ya te han pre-seleccionado, ahora narra tu trayectoria “poniéndolo fácil” y explica que “he sido el gestor de varias cuentas, normalmente empresas de gran envergadura, algunas de ellas del sector retail como es el caso de su empresa, así que conozco las peculiaridades del sector”.
En este mismo ejemplo, ya hemos reflejado la importancia de adaptar el discurso teniendo en cuenta no sólo la vacante sino el tipo de empresa.
Prepara el contenido soft (las respuestas competenciales)
¿Quién no espera las “típicas preguntas” cuando tiene una entrevista de trabajo?
Pues si sabes que “alguna va a caer”, prepáratelas:
- ¿Cuáles son tus puntos fuertes?
- ¿Cuáles son tus debilidades?
- ¿Cuáles son tus competencias?
- ¿Por qué debemos contratarte a ti?
- ¿Qué es lo que más te interesa de la vacante?
- ¿Conocías nuestra empresa?
En realidad muchas de las preguntas mencionadas tienen la misma respuesta (de la 1ª a la 4ª) y las siguientes podrás responderlas si miras la página web de la empresa, su página de LinkedIn y alguna de sus redes sociales.
Prepárate para el Óscar (“and the Oscar goes to…”)
Una vez has preparado el contenido de la entrevista, lo ideal sería que pudieras practicar con alguien.
Si es con un experto en RRHH o coach tendrás más oportunidades, así aprenderás técnicas para “venderte”, destacar y causar una buena impresión.
En este “ensayo”, incluye los motivos de cambio de empleo, tus objetivos profesionales, tus expectativas salariales y cualquier otro aspecto profesional o incluso personal (por ej. tienes un viaje pendiente, etc.).
2. Actitud negativa
Tanto si es “la entrevista de tu vida” como si no ves del todo claro que sea una buena oportunidad, debes ir a la entrevista con actitud positiva y que seas tú quien decida descartarla llegado el caso.
Qué tendrías que hacer:
- Busca el mejor día/hora para ir a la entrevista. En ocasiones, las empresas dan varias alternativas de fecha y horario. Si es así, ten en cuenta tu agenda y otros quehaceres. Es recomendable hacer la entrevista a primera hora del día, así evitarás complicaciones que puedan surgir a lo largo de la jornada. Irás más despejado y “brillarás” más.
- Ese día, tu prioridad es la entrevista. No intentes encajarla entre varias actividades o compromisos. Será estresante y transmitirás ese estrés.
- Si tienes ocasión, date una ducha justo antes de ir a la entrevista. Arréglate como sea oportuno (más o menos formal, en función del puesto y la empresa, pero sea como sea no arriesgues demasiado). Y recuerda, vas a una entrevista, no a una cita 😉
- Visualízate trabajando en esa posición e intenta “sentir” lo positivo: tu satisfacción por el trabajo, el orgullo de trabajar en ese sector, el poder formar parte de un buen equipo…Las sensaciones positivas deben de pesar más que la negatividad.
3. Falta de entusiasmo
Cada uno es como es.
Casi más importante que mostrar entusiasmo es mostrarse tal y como uno es.
No obstante, la capacidad de transmitir interés, ilusión o entusiasmo, va a jugar a tu favor.
Qué tendrías que hacer:
- Sonríe desde el principio. En cuanto llegues al lugar, cuando hables con la persona que te recibe (sí, ¡le suelen preguntar!) y cuando saludes por primera vez al entrevistador/a (dar la mano con fuerza o no está sobrevalorado, ¡mejor sonríe!).
- Escucha con atención, mirando a los ojos, asintiendo y sin interrumpir.
- Demuestra interés con tus respuestas, de hecho, puedes decir claramente “precisamente estas funciones que comenta son las que más me interesan” o “cuando eché un vistazo al a web de la empresa me encantó que…”, etc.
- Consejo extra -que “negaré ante cualquier abogado”-: Mírate al espejo antes de salir de casa y dite a ti mismo que ¡eres quien buscan y que se lo vas a demostrar!
4. Respuestas poco claras o poco honestas
No mientas. Jamás.
Este es nuestro consejo.
Más allá de la honestidad y la ética, mentir provoca respuestas poco claras, ambigüedades y “si te pillan”, el descarte es automático.
Qué tendrías que hacer:
- Si hay aspectos de tu experiencia que consideras que te pueden comprometer, piensa cómo explicarlos para que no te perjudiquen. Puedes incluso decir que prefieres contarlos para que no haya malentendidos, cuenta qué aprendiste de esas situaciones y cómo las sobrellevaste.
- Si no existen esas cuestiones, simplemente ve al grano, explica las cosas claramente (vimos la importancia de preparar el contenido) y contesta a lo que te pregunten, no hace falta “contar tu vida en verso” en un primer encuentro.
5. El lenguaje corporal no era adecuado
No hace falta que te saques un máster en comunicación no verbal, pero hay unos mínimos que transmiten interés, sinceridad y buena actitud.
Qué tendrías que hacer:
- Mira a los ojos relajadamente VS. No te pongas en plan inquisidor de “mirada penetrante”.
- Sonríe moderadamente VS. Controla la risa nerviosa.
- Permanece erguido pero no tenso VS. No te reclines demasiado como si estuvieras en un evento informal.
- Inclínate hacia el interlocutor VS. No invadas su espacio vital.
- Muestras tus manos y gesticula con ellas cuando te expliques VS. No abuses de la gesticulación y controla gestos fuera de lugar como tocarse la barba, el pelo o las uñas.
6. Tu imagen personal puede ser la adecuada. O eso crees…
La imagen personal referida a la vestimenta y especialmente a la higiene, pueden “darte o quitarte puntos”.
Está claro que no es lo que más valor debe de tener en un proceso de selección pero también es una obviedad que la imagen personal también dice de ti y de tu actitud.
Qué tendrías que hacer:
- Adapta tu vestimenta al puesto de trabajo y a la empresa. Todos/as intuimos cómo “debe” vestir un/a Director/a financiero/a, un/a Técnico/a electrónico/a, un/a Programador/a… Realmente no es un deber. Se trata más de tradición –y de ciertos prejuicios- que de otra cosa. Lo que sí sucede es que tener en cuenta esta “intuición” y, sobre todo, el tipo de empresa a la que postulamos (no es lo mismo ser comercial en una empresa aseguradora que en una startup) pueden sugerir más encaje a la cultura organizativa.
- Olvídate de tópicos como “soy como soy y si les gusto tiene que ser tal cual”. Sigue siendo tú mismo. Nadie te pide que cambies tu imagen y te muestres como no eres, pero ¿no modulas un poco tu aspecto cuando vas a una cena de navidad? ¿O a una boda? Quizás no. Entonces, poco hay a comentar. Es otra forma de verlo. Pero si sí lo haces… ¿Por qué no hacerlo en una entrevista de trabajo?
- La higiene por delante de todo. Todo lo anteriormente mencionado en este apartado carece de importancia en comparación a este punto. Sin llegar a tener obsesión por ello, debes de ir limpio y aseado. El olor corporal (tanto por exceso del mismo o de perfume), la limpieza de cara y manos, la ropa limpia… Esto es más importante que el gusto por un estilo u otro. Si has tenido un mal día y no vas “como un pincel” por algo excepcional, discúlpate y explícalo.
7. Realmente no encajas en el perfil
Hasta este punto hemos puesto el foco en aquello que puedes controlar.
Pero existen otras causas que no dependen de ti.
Así que creemos que es importante que las tengas presentes para tu próxima entrevista.
La primera de ellas es que “no hay encaje real candidato/a – puesto de trabajo”.
Puede parecerte que cumples con todos los requisitos que aparecían en la oferta de trabajo e incluso con aquellos que te han comentado en la propia entrevista pero…
- En ocasiones lo que a ti puede parecerte un “imperativo categórico”, para la empresa no lo es. Donde tú ves “encaje total”, a la empresa puede no convencerle o simplemente puede valorar mejor –con más encaje- otra candidatura. Recuerda que no se trata de seleccionar al mejor candidato, sino al más adecuado.
- Además, un proceso de selección no es “un 2+2” sino que es un proceso vivo, que puede cambiar ya sea porque no se definió bien el perfil en un principio o bien porque a lo largo del proceso la empresa “se da cuenta” que debe poner énfasis en otros aspectos o no tanto en variables que consideraba importantes en un inicio.
8. No hay fit con las competencias
Supongamos que sí, que has realizado las mismas funciones, en una empresa del mismo sector, con la misma estructura y tamaño, pero no te seleccionan.
El caso es que las competencias asociadas a un puesto de trabajo son tanto o más importantes que las propias funciones o rol a desempeñar.
¡Ojo! No todas las empresas valoran las mismas competencias.
Sería interesante detectar (por la oferta por las explicaciones que te puedan dar), si éstas son algunas de las que van a valorar.
Piensa si son propias de tu ADN y en cómo “defenderlas”:
- Trabajo en equipo.
- Liderazgo.
- Orientación a resultados.
- Orientación a las personas (cliente externo o cliente interno).
- Proactividad y mejora continua.
- Etc.
9. No hiciste match con esa empresa
“¡En esta me cogen!”, “Respondí bien a todo pero sé que me ha ido fatal…”, “Cero feeling con el entrevistador/a”, “No me veo trabajando en esta empresa”.
Si tienes estos pensamientos después de una entrevista, probablemente tu interlocutor pensó lo mismo.
No es una ciencia exacta pero lo que “encaja 100% sobre papel”, no siempre se materializa.
Es posible que estas sensaciones sean porque no hay encaje con la cultura de empresa, las formas de hacer, el tipo de gente…
La persona que te entrevista también piensa en estas cuestiones y, consciente o inconscientemente, puede que te las transmita.
Esta falta de encaje no es “culpa tuya”.
Una misma persona puede encajar perfectamente en un puesto A en una empresa A y ser realmente infeliz o improductivo en ese mismo puesto A en una empresa B.
10. Simplemente ese puesto no era para ti
¿Te suena esta frase?
A veces es un consuelo que nos dan incluso en nuestro ámbito personal ¿Te “quitaron de las manos” un piso de alquiler o que nos damos nosotros mismos.
Y así es.
Quizás simplemente hay otra persona que encaja mejor o ha sido considerado que encaja mejor.
¡No te fustigues!
Nadie tiene la garantía de que algo que no sucedió podría haber ido bien.
Sigue tu búsqueda, ¡no te desanimes y utiliza nuestros consejos para maximizar las posibilidades de ser la persona seleccionada!